El infierno está encantador esta noche


Estadio Libertadores de América
foto @fogrizovic

Una de las cosas que disfruto siempre, a pesar de las derrotas y las malas rachas, es ir a la cancha. Es el lugar donde me encuentro con amigos y sea cual sea la circunstancia de la vida, el Rojo nos une en un mismo aliento cada vez que pisamos la tribuna.

Estadio de Independiente, la doble visera.
"Doble Visera", año 1988
¿Cómo es que soy hincha?

Soy de Avellaneda. De chiquito me mandaron al jardín del club y de ahí viene mi cariño por Independiente. Por aquellos años (1987-1990), el jardín estaba situado debajo de una de las plateas de la cancha y se entraba por una pequeña puerta que daba al playón, frente a la vía.

Tantos recuerdos se me vienen de aquellos hermosos días: los eucaliptos, los duravit, mis primeros amigos y los juegos que hacíamos en el playón, Mariela Gómez (mi primer amor, ja!), y varios otros que aparecen de vez en cuando (siempre que los necesito).

No veo la hora de volver a gritar "dale campeón" una vez más. Sé que falta poco, cada vez menos. Vamos Rojo, carajo!